Bienvenidos al Descenso del Cares, el descenso en que todos ganan; los que llegan primero y los que tardan más tiempo, porque gozan contemplando el maravilloso rio al que todos le llamamos 'esmeralda' por su color.
Hoy nos concentramos entre Mier y Panes muchas gentes, la mayoria asturianos, abiertos a compartir su cultura y con ganas de comunicar al forastero su asturianía y de proponer a aquellos que no lo fueren que de alguna manera procuren alcanzar tal condición, como dijo el poeta asturiano Antonio Gamoneda en cierta ocasión.
Estamos en un paraje natural extraordinario donde la naturaleza es la reina. Muy probablemente ocurriera después de los agotadores siete días de creación de la Tierra, que Dios quisiera completar su obra con un gesto especial: con ese propósito recogió el rocío de la mañana y formó un hilillo de agua que descendiendo de las montañas acompañara a los rebecos y las águilas. a ese reguero le llamó Cares y le concedió el privilegio de su color esmeralda, lo salpicó de salmones y le atribuyó la vigilancia majestuosa del Pico de Peñamellera; además decidió ubicar esa joya entre las peñas donde más tarde el conde don vela fundaria la dinastia de los mier y sus lugares.
Este es pues el río que ahora vais a compartir, su paisaje y su historia. Pero ahora ha llegado ya el momento de que los esforzados palistas os lancéis al agua y llevéis vuestras piraguas por los rabiones que os aguardan, superando la presa de Niserias, pasando por Peña Caída, Rubena, El Seu, la belleza de Puente Viejo, Jaces, La Encina, y tantos lugares entrañables para los lugareños, y finalmente tratéis de llegar los primeros a Panes, donde os espera la merecida fiesta del triunfo, del esfuerzo y del maridaje entre el paisaje y el paisanaje. «Adelante el de Mier por más valer», como dice el lema de la dinastía más famosa de este lugar.
Piragüistas, viva Asturias, viva Peñamellera, viva Mier, viva Panes y sobre todo, ¡viva el Descenso del Cares!
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